Páginas
Menú

Publicado por en Jun 25, 2021 en General, Nutrición | 0 comentarios

LOS ALIMENTOS FUNCIONALES SON UN ENGAÑO

LOS ALIMENTOS FUNCIONALES SON UN ENGAÑO

Lo que se conoce como alimentos funcionales es un nuevo concepto de nutrición cada vez más presente en las estanterías de los supermercados y tiendas de alimentación. Se puede decir que se trata de alimentos presentes en la dieta habitual que, además de sus propiedades nutricionales características, incorporan algún nutriente que ofrece unos efectos positivos para la salud. Pero vamos que muchas vecen nos quieren dar propiedades y beneficios que ni tan siquiera existen tan solo por el mero hecho de vender.

SUS VENTAJAS

Está demostrado que los alimentos funcionales aportan beneficios concretos para el organismo  mientras se están consumiendo y también que resulten efectivos para prevenir determinadas patologías y problemas de salud, así como para mejorar algunas situaciones, sobre todo aquellas asociadas con el proceso del envejecimiento.

Los principales objetivos a los que están dirigidas tanto la investigación como la comercialización de este tipo de alimentos son el crecimiento y desarrollo, el metabolismo de determinadas sustancias (colesterol, azúcar en sangre); la defensa frente a la acción de los radicales libres; el sistema cardiovascular; la función del tracto gastrointestinal, y algunas funciones psicológicas y conductuales (sensación de saciedad, por ejemplo).

FITOESTEROLES

Los fitoesteroles, sustancias similares al colesterol humano que se pueden encontrar en algunos vegetales (almendras, nueces, cacahuetes, cereales de grano entero y aceites vegetales) y que han demostrado ser muy beneficiosas en los casos de hipercolesterolemia. Se añaden fundamentalmente a los yogures y las margarinas.

ANTIOXIDANTES

También incorporan antioxidantes, sustancias con reconocidas propiedades capaces de evitar la acción nociva de los radicales libres, los cuales pueden llegar a producir alteraciones genéticas sobre determinadas células, aumentando el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, y también oxidar los lípidos que circulan por la sangre, favoreciendo que estos de depositen en las paredes de los vasos sanguíneos e incrementando el riesgo de cardiopatías. Se trata fundamentalmente de las vitaminas C y E; sustancias como los carotenoides (licopeno, betacaroteno); minerales como el selenio y el cinc, y los polifenoles. Se emplean para enriquecer zumos, ciertos lácteos, margarinas y algunas bebidas.

FIBRA

Otro ingrediente presente en estos alimentos en la fibra dietética, que suele añadirse a alimentos como el pan, cereales del desayuno, galletas, zumos y determinados lácteos (leche y yogur) con el objetivo de reforzarlos y añadirles los beneficios que este nutriente aporta al organismo: favorece el tránsito intestinal, aporta sensación de saciedad, reduce el colesterol (lo “capta” en el intestino e impide su absorción), mejor el control de la glucemia (nivel de azúcar en sangre) y diluye sustancias potencialmente nocivas (cancerígenas).

ÁCIDOS GRASOS

En cuanto a los ácidos grasos insaturados, los más frecuentes son los poliinsaturados (Omega 3 y Omega 6), con reconocidas propiedades cardioprotectoras: rebajan el colesterol total y los niveles de triglicéridos en sangre, reducen el riesgo de formación de trombos y coágulos y ejercen una acción vasodilatadora. También se pueden incluir algunos ácidos grasos monoinsaturados, como el oleico (presente en el aceite de oliva, el aguacate y las aceitunas). Se utilizan para enriquecer alimentos como las galletas y algunos tipos de leche.

OTROS NUTRIENTES

También incorporan minerales y vitaminas como el calcio, el hierro, el fósforo o el yodo y la vitamina B9 (ácido fólico), fundamental en el embarazo para prevenir defectos del tubo neural en el feto; la vitamina A y la vitamina D facilitan la fijación del calcio en los huesos.

CÓMO CONSUMIRLOS

Es importante tener presente que el consumo de los alimentos funcionales siempre debe encuadrarse dentro de una dieta equilibrada. Se trata de un medio más, de un vehículo para alcanzar las dosis recomendadas de determinados nutrientes de los que puede haber déficit, pero nunca pueden sustituir los beneficios de una dieta sana y equilibrada. La clave para sacar el máximo beneficio de estos alimentos es aprender a comer de forma equilibrada, utilizarlos en algún momento puntual o ante alguna necesidad concreta y, por supuesto, realizar ejercicio.

ANTES DE HACER DIETA…  PRUEBA CON SEIS CAMBIOS   Come cereales enteros: tienen fibra, vitaminas y minerales.Da color a tus platos con frutas y verduras (guarnición, acompañamiento, etc.). Pon al menos tres colores diferentes por platos.No te saltes ninguna comida. Haz cinco comidas al día de pequeñas cantidades en lugar de tres muy copiosas.Di adiós a refrescos y zumos envasados.Cocina con aceite de oliva.Controla lo que comes a través de un diario, perderás más peso y no lo recuperarás.  
ACTITUD MENTAL   A muchas personas les funciona muy bien elaborar una lista de motivos por los que quieren hacer la dieta y llevarla siempre con ellas. Es una buena estrategia, cuando aparecen tentaciones de saltarse la dieta, recurrir a ella y recordarse por qué se está siguiendo ese régimen. Resulta esencial asimilar que la dieta hipocalórica solo estará en la vida de uno hasta lograr el peso recomendado, para luego continuar con unos hábitos alimenticios saludables, donde también estará incluida la actividad física.  
PREBIÓTICOS Y PROBIÓTICOS   Los fructo-oligosacáridos son un tipo de fibra soluble que contiene fructuosa y que se considera un alimento prebiótico, esto es, el organismo no es capaz de digerir sus ingredientes, pero promueven el crecimiento de sustancias intestinales beneficiosas. Se añaden a productos lácteos, bebidas y quesos bajos en calorías, entre otros.Por su parte, las bacterias ácido-lácticas, están presentes en los alimentos llamados probióticos, es decir, los compuestos por microorganismos vivos que, al ser ingeridos, contribuyen a equilibrar la flora intestinal (muy beneficiosos en los casos de intolerancia a la lactosa, diarreas o estreñimiento) y potencian el sistema inmune. Se incluyen en yogures frescos (necesitan frío para su conservación), leches fermentadas y quesos enriquecidos con bifidus.  
Dr. Juan josé González Santiago

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *