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Publicado por en Jul 1, 2021 en General, Nutrición | 0 comentarios

LAS DIETAS PROTEINADAS

LAS DIETAS PROTEINADAS

Tienen todas las ventajas de las dietas hiperproteicas, pero resultan más llevaderas. En ellas, la restricción calórica es muy importante y también se limitan determinados tipos de nutrientes (fundamentalmente grasas y carbohidratos), de ahí que la supervisión del médico o nutricionista sea absolutamente imprescindible.

Batidos, snacks, preparados en sobre (sopas, tortillas, natillas, panes) y otras opciones más o menos instantáneas: estas son las formas en las que se presentan las dietas proteicas, basadas en planes alimenticios estructurados en torno a productos concebidos para sustituir comidas. Estos sustitutos alimenticios están formulados de tal manera que aseguran el contenido nutricional recomendado de manera que, siempre que se sigan las pautas del fabricante, su consumo no produce ningún tipo de déficit en el organismo. Ello las convierte en una opción más que recomendable frente a otro tipo de regímenes de adelgazamiento que ponen en riesgo la salud.

QUÉ EFECTO PRODUCEN

Su eficacia está contrastada como una opción saludable en momentos puntuales y durante un periodo determinado de tiempo. Se trata de programas perfectamente pautados para conseguir una pérdida de peso efectiva, y con control y asesoramiento por parte del farmacéutico, que cuentan con el aval de laboratorios farmacéuticos y empresas especializadas en dietética, responsables de la fabricación de estos productos.

Cada uno tiene sus peculiaridades, pero fundamentalmente se trata de métodos de adelgazamiento basados en el empleo de alimentos sustitutos de comidas combinados con las dosis adecuadas de verduras y otros alimentos.

SUS VENTAJAS

En cuanto a los productos sustitutos empleados, son similares a otros de esta categoría, pero presentan la particularidad de incluir en su formulación un elevado contenido en proteínas de origen animal y vegetal de elevada calidad nutricional (el aporte proteico es mayor que en los sustitutivos habituales); además de un aporte escaso de calorías y un bajo contenido en hidratos de carbono, azúcares y grasas.

Tienen la ventaja de que son sencillas de preparar y de transportar, lo que las hace perfectamente compatibles con los hábitos diarios. Una advertencia: este tipo de métodos están contraindicados en caso de enfermedad hepática, renal, insuficiencia cardiaca, accidentes cardiovasculares y cerebrales, arritmias, diabetes tipo I, hipertiroidismo, trastornos psicológicos y alimenticios (anorexia y bulimia). Están desaconsejados en niños, adolescentes en fase de crecimiento, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y personas mayores.

TRES FASES DE ADELGAZAMIENTO

Todos estos programas constan básicamente de tres fases, cuya duración será mayor o menor en función de la cantidad de kilos que el paciente debe perder (los resultados se controlan con una periodicidad semanal). Estas son las pautas tipo en cada una de ellas:

    FASE O PLAN DE ATAQUE O INTENSIVA   Desayuno: preparado dietético + café, té o infusión sin azúcar. Media mañana: un tentempié (sobre, barrita o snack) Comida: preparado dietético + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Infusión, té o café. Merienda: un tentempié (sobre, barrita o snack) Cena: preparado dietético + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Infusión, té o café.   FASE PROGRESIVA O PLAN DE MANTENIMIENTO   Desayuno: infusión, té o café + un lácteo 0% materia grasa. Una rebanada de pan integral con un poco de aceite de oliva. Media mañana: un tentempié (sobre, barrita o snack) o una pieza de fruta. Comida: una ración de pescado, carne o huevo + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Infusión, té o café. Merienda: un tentempié (sobre, barrita o snack) o una pieza de fruta. Cena: preparado dietético + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Infusión, té o café.   FASE O PLAN DE ESTABILIZACIÓN   Desayuno:infusión, té o café + un lácteo 0% materia grasa. Una rebanada de pan integral con un poco de aceite de oliva. Una loncha de pavo, jamón de bellota o cocido. Media mañana: un tentempié (sobre, barrita, snack o galleta) o una pieza de fruta. Comida: una ración de pescado, carne o huevo + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Una vez por semana, pasta proteica (está incluida en los productos de estos programas). Infusión, té o café. Merienda: un tentempié (sobre, barrita, snack o galleta) o una pieza de fruta. Cena: una ración de pescado, carne o huevo + una ración de las verduras permitidas + una cucharada sopera de aceite de oliva. Infusión, té o café.  

PAUTAS QUE SE DEBEN SEGUIR

Para que estos métodos resulten efectivos, hay que introducir una serie de pautas fijas en las comidas habituales: beber entre 1,5 y 2 litros de agua diarios; la cantidad de los alimentos proteicos (carne, huevo o pescado) no debe superar los 200 g. En el caso del pollo, el pavo y el conejo, hay que consumirlos desgrasados y sin piel. En cuanto a las verduras permitidas, se pueden consumir libremente todas las variedades de lechuga, endibia, berros, rúcula, canónigos, acelgas, espinacas, brécol, col china, calabacín, pepinillos, pimiento verde, champiñones, rábanos, brotes de soja, hinojo y apio.

Hay que limitar a los 150 g en cada comida las siguientes verduras: tomates (no cherry, ya que su contenido en carbohidratos es elevado), judías verdes, berenjena, pimiento rojo, espárragos verdes, col lombarda, col de Bruselas, coliflor y nabo. En cuanto a la pieza de fruta, es la equivalente a las siguientes cantidades: una manzana, una pera, un melocotón, una naranja, dos kiwis, dos clementinas, dos ciruelas, tres albaricoques, 150 g de melón y 150 g de piña.

Hay que utilizar solo la cocción al vapor, a la plancha, al grill, al horno o en papillote. Para condimentar, recurrir a la sal, la pimienta, la mostaza, el ajo, las especias, el vinagre y el zumo de limón. Y, muy importante, sustituir el azúcar por edulcorantes.

PROTEÍNAS BUENAS PARA REDUCIR LA DEPENDENCIA DE LOS CARBOHIDRATOS   El secreto de estos métodos es la utilización supervisada de las proteínas y el control (limitándose al máximo) de los carbohidratos para, en primer lugar, favorecer la pérdida de los kilos de más y después introducir unos hábitos alimenticios racionales. Y es que cada vez son mayores las evidencias del papel beneficioso que juegan las proteínas en los casos de sobrepeso. Por tanto, este tipo de métodos suponen también una excelente oportunidad para “deshabituarse” al consumo excesivo de hidratos de carbono y llevar a largo plazo una alimentación más equilibrada, que incluya los nutrientes esenciales en las dosis adecuadas.  

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