LAS DIETAS DE AYUNO INTERMITENTE
Las dietas de ayuno controlado, también llamadas curas, persiguen la depuración puntual del organismo con el objetivo de, además de perder peso, estabilizar algunos valores que se encuentran alterados: glucosa, insulina, colesterol, triglicéridos. También se elimina el agua en exceso y las sustancias tóxicas. Los defensores de este método señalan que en la medida en que las células y los espacios entre ellas quedan libres de residuos y sedimentos metabólicos, se produce una mejora del funcionamiento celular y orgánico, un incremento de las defensas contra las infecciones y se estimula la regeneración celular. Digo defensores porque como profesional no puedo recomendarla, y menos sin un buen estudio médico inicial con todas las analíticas pertinentes y controles para que sea segura y sobre todo no cause daños a largo plazo en el organismo.
EL MÉTODO BUCHINGER
El más famoso de estos métodos es el que creó el doctor Otto Buchinger, que actualmente se practica en su forma original en tres clínicas del mundo. Aunque el método tiene sus raíces en la medicina fisiológica, también abarca la faceta espiritual y comunitaria. Básicamente, utiliza caldos de hortalizas y zumos de frutas y hortalizas recién exprimidos, además de abundantes tisanas y agua con un poco de miel (unas 250 kcal al día). El pequeño aporte de carbohidratos estimula la combustión de grasas y ayuda a administrar con moderación las proteínas corporales. Las cantidades de vitaminas y minerales están aseguradas a través de las frutas y verduras.
PARA QUIÉN ESTÁN INDICADAS
Este tipo de ayunas solo están recomendados para las personas con sobrepeso, que tengan un IMC por encima de 25. Para que no resulten nocivas, las curas de ayuno deben acompañarse de guía terapéutica de médicos y profesionales especializados en ejercicio físico, nutrición y psicoterapia, ya que el plan no se basa en una mera reducción de peso, sino que incluye una puesta a punto a través del ejercicio físico, la relajación y la adquisición de hábitos saludables. Es obvio que durante el ayuno se pierde peso: las mujeres, entre 200 g y 500 g al día, y los hombres un poco más.
EN QUÉ CONSISTEN
A modo de ejemplo, este es el menú tipo en una jornada con este tipo de ayuno: durante todo el día, hay que beber agua e infusiones, aproximadamente de dos a tres litros, y una o dos cucharaditas de miel. El desayuno consiste en una infusión. En la comida se toma un cuarto de litro de caldo vegetal o un cuarto de litro de zumo de frutas u hortalizas recién exprimidas. La cena es igual, pero alternando la opción elegida con la comida. La duración depende de cada paciente, pero la estancia media en estas clínicas es de una semana.
DEJAR DE TOMAR ALIMENTOS DE FORMA VOLUNTARIA DURANTE UN PERIODO LIMITADO DE TIEMPO PARA VIVIR DE LAS RESERVAS DE GRASA DEL ORGANISMO. ESTA ES LA FINALIDAD DE LAS DIETAS DE AYUNO TERAPÉUTICO, UNA OPCIÓN EXTREMA QUE, POR SUPUESTO, SIEMPRE DEBE ESTAR RECOMENDADA, PAUTADA Y CONTROLADA POR UN ESPECIALISTA. |
LA CURA DE SAVIA Y LIMÓN
Otra opción de gran popularidad es la llamada cura de savia y limón. Se trata de beber cada día entre 7 y 10 vasos de preparado de savia (también se puede hacer con jarabe de arce) y zumo de limón, sin ingerir otro tipo de alimentos. La cura puede adoptar dos modalidades: la depurativa de tres días y la depurativa-hipocalórica de 10 días de duración.
La primera consiste en tomar a lo largo del día, en función con la sensación de hambre o sed que se tenga, dos preparados con la siguiente mezcla: 24 cucharadas de sirope (de venta en herbolarios, parafarmacias y tiendas de dietética), el zumo de tres o cuatro limones y tres litros de agua mineral. No se puede realizar más de tres días seguidos, aunque la propuesta del método original es de una semana. La segunda opción consiste en tomar a lo largo del día un preparado de sirope (12 cucharadas, dos limones y 1,5 litros de agua) junto con la cantidad que se desee de verduras, hortalizas y proteínas (carne magra, pescado blanco y azul, soja, huevos, lácteos).
Con esta dieta se obtiene, además de la pérdida de peso (1,5 kg al día, en la cura intensiva) una notable mejoría en el estado de la piel y, pasadas las primeras horas, en las que la sensación de hambre puede ser intensa en algunas personas, se produce una agradable sensación de bienestar a nivel físico y anímico.
NI EL AYUNO NI LAS CURAS ESTÁN ACONSEJADOS EN PERSONAS QUE PADEZCAN DIABETES, HIPOTENSIÓN, INSUFICIENCIA HEPÁTICA, RENAL O CARDIACA; Y TAMPOCO PARA LAS EMBARAZADAS NI DURANTE LA LACTANCIA. |
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