LA ROTURA DEL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR
CAUSAS COMUNES
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) sucede con mayor frecuencia en las mujeres que en los varones, tanto en los adolescentes como en los adultos mayores. La mayoría de las roturas del LCA se producen sin contacto traumático. Los deportes en que se pivota y se para bruscamente (el fútbol y el baloncesto), son los escenarios más comunes para estas lesiones sin contacto, mientras que las que son con contacto más directo suceden en el fútbol americano. Estas roturas pueden asociarse con las meniscales y las lesiones ligamentosas laterales.
DIAGNÓSTICO
La mayoría de los deportistas con el LCA roto oirán o sentirán un chasquido acompañado de dolor y un poco después inflamación, aun cuando son raros los casos en que se produce en inflamaciones pequeñas. La inflamación rápida de la rodilla está causada por la hemorragia asociada a la lesión. El dolor puede desaparecer rápidamente después de una lesión LCA, pero esto no significa que la rotura o la distensión esté curada. Un deportista experimentará inestabilidad, con sensación de inseguridad mientras pivota o carga la rodilla; también es habitual una sensación de hiperextensión ocasional en la rodilla. Con frecuencia se localiza dolor en la parte lateral de la línea articular.
Para el diagnóstico de esta lesión es definitivo el test de Lachman, en el cual se evalúa la laxitud del LCA en los 30 grados de flexión de la rodilla, junto con la no lesionada para su comparación. Si el ligamento está intacto se sentirá un punto límite, como cuando se tensa una cuerda. La ausencia de esta sensación firme es una señal típica de lesión ligamentosa. Los ligamentos laterales, mediales y posteriores también deben explorarse. Evaluar el rango de movimiento es especialmente importante. Se requiere la radiografía estándar, pero su valor diagnóstico es escaso. Ocasionalmente puede observarse en ella un pequeño trozo de hueso separado de la apófisis lateral de la tibia, lo que indica una fractura por avulsión asociada a la rotura de LCA. La resonancia es completamente segura en el diagnóstico de la rotura de LCA. Con frecuencia, además del ligamento roto, aparecen lesiones óseas en el extremo del fémur e inflamación en la parte posterior de la tibia y una inserción femoral anómala del LCA. No es raro tener una lesión meniscal asociada a la rotura de LCA, la cual también se diagnostica con la resonancia.
TRATAMIENTO
La edad, la ocupación, el deseo de actividad, la implicación en el deporte y las lesiones asociadas en la rodilla deben tenerse en consideración cuando se decide cómo tratar una rotura de LCA. El tratamiento no quirúrgico incluye fisioterapia supervisada para restablecer el rango de movilidad, disminuir la inflamación y recuperar la fuerza. Al volver a la actividad física, los que practican deportes más vigorosos deberán usar una sujeción que les impida rotar el ligamento LCA. Gracias a los recientes avances en la artroscopia, los procedimientos de reconstrucción del ligamento y su recuperación postquirúrgica consiguen una más rápida vuelta al deporte; la cirugía de la rotura del LCA es una opción más atractiva de lo que lo era hace tiempo. En pacientes muy jóvenes con cartílagos de crecimiento sin soldar, la cirugía puede retrasarse hasta la maduración ósea, aunque existe alguna controversia acerca de esto. En un paciente mayor de 60 años, el tratamiento no quirúrgico es lo que generalmente se recomienda, aunque, ciertamente, octogenarios que esquían regularmente pueden optar por cualquier grupo de edad en las lesiones de LCA, generalmente consigue menos éxitos en los pacientes activos y en deportistas.
Después de la cirugía los atletas generalmente vuelven al trabajo sedentario o a la escuela en unas semanas. Éstos tendrán que usar muletas durante 1 ó 2 semanas y comenzarán la fisioterapia casi inmediatamente. El programa de fortalecimiento y la fisioterapia se continúa hasta que la rodilla lesionada alcance el 90 por ciento de la fuerza de la otra. El entrenamiento se centra en el fortalecimiento de los flexores de la pierna y del grupo de los cuádriceps, así como también en el resto de la extremidad inferior. Los flexores de la pierna son particularmente importantes debido a que añaden estabilidad a la rodilla lesionada. La contracción de este grupo muscular que está situado en la parte anterior de la tibia tira de la tibia hacia atrás, lo cual ayuda a contrarrestar la inestabilidad propia de la lesión del LCA. También la extensión completa de la rodilla es crítica para su función a largo plazo y siempre debería ser una prioridad en el tratamiento. Los resultados clínicos de la reconstrucción del LCA son muy efectivos, con muy pocas posibilidades de volverse a lesionar. La complicación más común es algún dolor residual en la parte anterior de la rodilla. El fortalecimiento de los músculos de la cadera también es extremadamente importante con el fin de recuperar la estabilidad en los miembros inferiores disminuir la tensión sobre el ligamento reconstruido.
VUELTA A LA ACCIÓN
Con cirugía y rehabilitación, los deportistas pueden, por lo general, volver a su deporte aproximadamente a los 6 meses. Las sujeciones de rodilla pueden ser inicialmente beneficiosas en su retorno. La decisión de utilizarlas depende del deportista y de si queda alguna inestabilidad residual en la rodilla rehabilitada. Algunos médicos evalúan al deportista postlesionado del LCA mediante tests funcionales para asesorarse acerca de la estabilidad y fuerza de la rodilla. Se utilizan aparatos semejantes a los empleados para medir la fuerza isocinética y series del test de salto. Los atletas deben progresar lentamente al reasumir su actividad deportiva y realizar ejercicios tales como la carrera, el frenado brusco, las flexiones y los saltos que se asemejen a los movimientos de su deporte antes de comenzar su participación a pleno rendimiento.