FRACTURA DE LA MANO
CAUSAS COMUNES
Los huesos largos de la mano pueden lesionarse cuando se golpea con el puño, por una contusión o un contacto forzado o como resultado de la transferencia del estrés a través de los dedos.
DIAGNÓSTICO
Los metacarpianos se numeran del uno al cinco, comenzando con el pulgar y finalizando con el dedo meñique. Cuando se fractura un metacarpiano aparece un dolor inmediato específico, así como inflamación en el dorso de la mano. Una vez desaparecido el dolor inicial, se puede observar en ésta la inflamación y una deformidad. Para diferenciar una contusión de una fractura, se debe explorar el dolor tanto en el dorso como en la palma de la mano. Aplicar una ligera compresión en cada dedo individualmente para explorar las molestias que produce en la mano. Cuando el deportista cierra el puño deberían ser visibles los nudillos. Se debe comparar una mano del atleta con la otra. Finalmente, explorar los dedos con el puño cerrado. Todos los dedos deben mantener la misma orientación hacia la muñeca. La rotación en la fractura de un metacarpiano está amplificada en el dedo correspondiente. Si hay un buen alineamiento, el dolor está localizado y no hay deformidad de los nudillos, probablemente la lesión es una contusión que debería curarse rápidamente. Consulta a un médico si los síntomas de fractura están presentes o si se tiene alguna duda.
TRATAMIENTO
Del segundo al cuarto metacarpiano son relativamente estables y usualmente requieren sólo la inmovilización con férula o vendaje conjunto de los dedos (vendaje funcional de los dedos, juntos) para una buena curación. El primero metacarpiano del pulgar tiene inserciones tendinosas que pueden tirar de la fractura, separándolas de su alineación. Estas fracturas con frecuencia requieren fijación quirúrgica. El quinto metacarpiano es muy móvil. Este hueso, a menudo, se fractura al dar un puñetazo, por lo que comúnmente se le llama “fractura del boxeador”. La movilidad del quinto metacarpiano condiciona el requerimiento de estabilización quirúrgica para una buena curación. En toda fractura de mano debe explorarse la rotación durante la fase de inmovilización, la cual podría indicar la necesidad de intervención quirúrgica.
Para inmovilizar adecuadamente los huesos de la mano en una fractura, ésta y la muñeca han de escayolarse y los dedos implicados deben vendarse juntos. La escayola tiene que permitir una buena movilidad en las articulaciones metacarpofalángicas (los nudillos), de la porción no lesionada de la mano, para evitar una excesiva rigidez y posteriormente requerir una rehabilitación excesiva de su movilidad con el fin de recuperar sus parámetros previos. Por otro lado, si se permite la libre movilidad en los dedos del área implicada, se produce el retraso en la curación o deformidad en el lugar del callo de fractura. El vendaje funcional del dedo fracturado con el dedo adyacente permite la movilidad de la articulación metacarpofalángica y previene la deformidad.
VUELTA A LA ACCIÓN
Tras la inmovilización, la mano pierde fuerza y se vuelve más rígida. Los esfuerzos de rehabilitación deben dirigirse a tratar estos problemas, mientras se protege a la mano de futuras lesiones. Los ejercicios de fortalecimiento han de orientarse hacia el agarre y la función de la muñeca, así como del codo y del hombro. Una vez que la radiografía indica que la fractura está curada, y se restablece la fuerza y la movilidad de la mano, el deportista puede volver a su deporte. Si la lesión requiere cirugía, es el cirujano quien dicta el curso de la terapia y el retorno a la competición.